“La música amansa a las fieras”. Esta expresión tan popular tiene su origen en la leyenda de Orfeo, poeta y músico griego que poseía un canto y una forma de tocar la lira que aplacaba a las fieras más salvajes y que, con el paso del tiempo se ha utilizado para referirse a la capacidad tranquilizadora de la música para comportamientos agresivos o nerviosos.
Este fue el punto de partida de la investigación de un equipo de científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison y la Universidad de Maryland (EE.UU.). ¿Puede causar el mismo efecto calmante o terapéutico en los gatos? Para ello desarrollaron una serie de melodías centradas en estos felinos.
“Nos fijamos en las vocalizaciones naturales de los gatos y se correspondían con nuestra música en la misma gama de frecuencias, que es alrededor de una octava más alta que las voces humanas”, explica Charles Snowdon, líder del estudio que ha recogido la revista Applied Animal Behavioural Science.
Para conseguir que este tipo de música resultara interesante y relajante para los gatos, introdujeron un tempo con una base de ronroneo y otro con un ritmo de succión. En el experimento, probaron primero melodías humanas y posteriormente las canciones diseñadas para mininos con 47 gatos domésticos, descubriendo que, ante las melodías humanas (de Bach, por ejemplo) los gatos no reaccionaban en absoluto; sin embargo, ante la “música para gatos”, se entusiasmaron y comenzaron a acercarse a los altavoces desde los que procedía la música, frotando su nariz contra el altavoz.
Los investigadores creen que el resultado de este experimento podría ofrecer nuevas formas de relajar a nuestras mascotas, sobre todo en lugares donde se acumulan un gran número de ellos, como pueden ser los refugios de animales o las clínicas veterinarias.
“Los resultados sugieren maneras nuevas y más apropiadas para el uso de la música como el enriquecimiento auditivo de los animales no humanos”, aclaran los autores.
Este fue el punto de partida de la investigación de un equipo de científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison y la Universidad de Maryland (EE.UU.). ¿Puede causar el mismo efecto calmante o terapéutico en los gatos? Para ello desarrollaron una serie de melodías centradas en estos felinos.
“Nos fijamos en las vocalizaciones naturales de los gatos y se correspondían con nuestra música en la misma gama de frecuencias, que es alrededor de una octava más alta que las voces humanas”, explica Charles Snowdon, líder del estudio que ha recogido la revista Applied Animal Behavioural Science.
Para conseguir que este tipo de música resultara interesante y relajante para los gatos, introdujeron un tempo con una base de ronroneo y otro con un ritmo de succión. En el experimento, probaron primero melodías humanas y posteriormente las canciones diseñadas para mininos con 47 gatos domésticos, descubriendo que, ante las melodías humanas (de Bach, por ejemplo) los gatos no reaccionaban en absoluto; sin embargo, ante la “música para gatos”, se entusiasmaron y comenzaron a acercarse a los altavoces desde los que procedía la música, frotando su nariz contra el altavoz.
Los investigadores creen que el resultado de este experimento podría ofrecer nuevas formas de relajar a nuestras mascotas, sobre todo en lugares donde se acumulan un gran número de ellos, como pueden ser los refugios de animales o las clínicas veterinarias.
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