¿Las personas que más sufren el hambre viven en África? Lea nuestro artículo y conozca cuál es la respuesta a esta pregunta, así como otros datos inesperados sobre el hambre y la nutrición en nuestro planeta.
1. No hay escasez mundial de alimentos
El hambre crónica tiene una serie de causas, pero la escasez mundial de alimentos no es una de ellas. Según el Programa Mundial de Alimentos, producimos lo suficiente como para alimentar a una población mundial de 7.000 millones de personas. El mundo produce actualmente un 17% más de alimentos por persona que hace 30 años, y la tasa de producción de alimentos ha aumentado más rápido que la tasa de crecimiento de la población durante los últimos dos decenios, informa 'The Guardian'.
2. Las personas que más sufren el hambre no viven en África
La mayoría de las personas que sufren hambre viven en la región de Asia-Pacífico. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) estima que hay 842 millones de personas hambrientas en el mundo, 553 millones de las cuales viven en Asia y el Pacífico. Cerca de 227 millones viven en África, 47 millones en América Latina y el Caribe y 16 millones en los países desarrollados.
3. Los varones no son los principales productores de alimentos
A nivel mundial, son las mujeres las que tienen más responsabilidad en la producción de alimentos. Las mujeres producen más de la mitad de los alimentos en el mundo y representan el 43% de la fuerza laboral agrícola mundial.
4. La desnutrición no es causada únicamente por la falta de alimentos
A pesar de que la falta de alimentos es la principal causa de la desnutrición en los países en desarrollo, la FAO ha expresado su preocupación por la existencia del 'hambre oculta', es decir, cuando uno persona tiene suficiente comida pero esta no le aporta la cantidad necesaria de nutrientes. Más de 2.000 millones de personas sufren deficiencia de micronutrientes.
5. El hambre mundial no está aumentando
El Índice Global de Hambre en 2014 (GHI, por sus siglas en inglés) mostró que la tasa del hambre en los países en desarrollo se ha reducido en un 39% desde 1990. A pesar de ello, el GHI advirtió de grandes diferencias entre las distintas regiones.
6. La obesidad no es solo un problema de los países desarrollados
La epidemia de obesidad es comúnmente asociada con las naciones ricas, pero en los países en desarrollo viven el doble de personas con sobrepeso y obesidad que en los países desarrollados. Las tasas de obesidad en América Latina, Oriente Medio y África del Norte están a la par con las de Europa, y la tasa de Sudáfrica es más alta que la del Reino Unido.
7. No todos los productores de alimentos pueden alimentarse a sí mismos
Con demasiada frecuencia, las personas que producen los alimentos en el mundo son incapaces de alimentarse a sí mismos y a sus familias. La FAO estima que aproximadamente la mitad de las personas que padecen hambre en el mundo pertenecen a pequeñas comunidades de agricultores donde las familias están expuestas a las sequías y a las inundaciones.
8. La agricultura a gran escala no es la respuesta
La ONU hizo un llamamiento a los Gobiernos para que dejaran de subvencionar y financiar la investigación de grandes empresas agroindustriales y destinaran recursos a los pequeños agricultores rurales, porque estos ya están alimentando a la mayor parte del planeta y tienen más potencial para reducir las tasas de hambre mundial.
9. No hay que elegir entre alimentarse o salvar el medioambiente
De acuerdo con la ONU, la productividad de los agricultores a pequeña escala puede ser aumentada sin que ello suponga ningún perjuicio para el medioambiente, y esto es lo que se debe hacer para satisfacer las necesidades alimentarias mundiales. Esto implicaría un cambio que supondría que los agricultores, tradicionalmente vistos como productores, se convertirían en los administradores de un sistema agroecológico que también ofrecería bienes públicos como agua, energía y biodiversidad.
10. Es posible saber cuál va a ser el siguiente lugar afectado por una hambruna
Existen sistemas de alerta temprana para predecir las tendencias de la inseguridad alimentaria. La Red del Sistema de Alerta Rápida para Casos de Hambruna (FEWSNET, por sus siglas en inglés) es una de esas herramientas, creada por la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAid) después de las hambrunas en el este y el oeste de África. FEWSNET analiza los precios de la producción de los cultivos, el clima, la nutrición y los alimentos para enviar alertas sobre posibles crisis alimentarias y hambrunas.
1. No hay escasez mundial de alimentos
El hambre crónica tiene una serie de causas, pero la escasez mundial de alimentos no es una de ellas. Según el Programa Mundial de Alimentos, producimos lo suficiente como para alimentar a una población mundial de 7.000 millones de personas. El mundo produce actualmente un 17% más de alimentos por persona que hace 30 años, y la tasa de producción de alimentos ha aumentado más rápido que la tasa de crecimiento de la población durante los últimos dos decenios, informa 'The Guardian'.
2. Las personas que más sufren el hambre no viven en África
La mayoría de las personas que sufren hambre viven en la región de Asia-Pacífico. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) estima que hay 842 millones de personas hambrientas en el mundo, 553 millones de las cuales viven en Asia y el Pacífico. Cerca de 227 millones viven en África, 47 millones en América Latina y el Caribe y 16 millones en los países desarrollados.
3. Los varones no son los principales productores de alimentos
A nivel mundial, son las mujeres las que tienen más responsabilidad en la producción de alimentos. Las mujeres producen más de la mitad de los alimentos en el mundo y representan el 43% de la fuerza laboral agrícola mundial.
4. La desnutrición no es causada únicamente por la falta de alimentos
A pesar de que la falta de alimentos es la principal causa de la desnutrición en los países en desarrollo, la FAO ha expresado su preocupación por la existencia del 'hambre oculta', es decir, cuando uno persona tiene suficiente comida pero esta no le aporta la cantidad necesaria de nutrientes. Más de 2.000 millones de personas sufren deficiencia de micronutrientes.
5. El hambre mundial no está aumentando
El Índice Global de Hambre en 2014 (GHI, por sus siglas en inglés) mostró que la tasa del hambre en los países en desarrollo se ha reducido en un 39% desde 1990. A pesar de ello, el GHI advirtió de grandes diferencias entre las distintas regiones.
6. La obesidad no es solo un problema de los países desarrollados
La epidemia de obesidad es comúnmente asociada con las naciones ricas, pero en los países en desarrollo viven el doble de personas con sobrepeso y obesidad que en los países desarrollados. Las tasas de obesidad en América Latina, Oriente Medio y África del Norte están a la par con las de Europa, y la tasa de Sudáfrica es más alta que la del Reino Unido.
7. No todos los productores de alimentos pueden alimentarse a sí mismos
Con demasiada frecuencia, las personas que producen los alimentos en el mundo son incapaces de alimentarse a sí mismos y a sus familias. La FAO estima que aproximadamente la mitad de las personas que padecen hambre en el mundo pertenecen a pequeñas comunidades de agricultores donde las familias están expuestas a las sequías y a las inundaciones.
8. La agricultura a gran escala no es la respuesta
La ONU hizo un llamamiento a los Gobiernos para que dejaran de subvencionar y financiar la investigación de grandes empresas agroindustriales y destinaran recursos a los pequeños agricultores rurales, porque estos ya están alimentando a la mayor parte del planeta y tienen más potencial para reducir las tasas de hambre mundial.
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De acuerdo con la ONU, la productividad de los agricultores a pequeña escala puede ser aumentada sin que ello suponga ningún perjuicio para el medioambiente, y esto es lo que se debe hacer para satisfacer las necesidades alimentarias mundiales. Esto implicaría un cambio que supondría que los agricultores, tradicionalmente vistos como productores, se convertirían en los administradores de un sistema agroecológico que también ofrecería bienes públicos como agua, energía y biodiversidad.
10. Es posible saber cuál va a ser el siguiente lugar afectado por una hambruna
Existen sistemas de alerta temprana para predecir las tendencias de la inseguridad alimentaria. La Red del Sistema de Alerta Rápida para Casos de Hambruna (FEWSNET, por sus siglas en inglés) es una de esas herramientas, creada por la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAid) después de las hambrunas en el este y el oeste de África. FEWSNET analiza los precios de la producción de los cultivos, el clima, la nutrición y los alimentos para enviar alertas sobre posibles crisis alimentarias y hambrunas.
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