Muchos estudios han demostrado que el consumo moderado de vino protege el corazón. Sin embargo, una nueva investigación, presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología por el profesor Milos Taborsky de la República Checa, asegura que sólo tiene un efecto beneficioso si nos mantenemos físicamente activos.
El profesor Taborsky explica que es la primera investigación mundial que compara los efectos del vino blanco y tinto en marcadores de arterioesclerosis en personas con leve o moderado riesgo de enfermedad cardiovascular.
Un total de 146 personas con riesgo entre leve y moderado de enfermedad cardiovascular participaron, a cada uno se le asignó de forma aleatoria el consumo moderado de un tipo de vino durante un año: blanco o tinto, de la misma cosecha y la misma región de la República Checa. El resto de su dieta no cambió.
La Organización Mundial de la Salud considera como consumo moderado 200 mililitros para las mujeres y 300 para los hombres, con un máximo de cinco veces a la semana.
El criterio de valoración principal fue el nivel de colesterol bueno en un año, mientras que los secundarios fueron los niveles de otros marcadores de arterioesclerosis, como el colesterol malo.
Los investigadores encontraron que no había diferencias entre los niveles de colesterol bueno de los participantes al año del comienzo del estudio en ninguno de los dos grupos.
En cambio, el colesterol malo sí se redujo en los dos casos, y el total fue más bajo sólo en el grupo que bebió vino tinto.
El especialista agrega que un incremento del colesterol bueno es el primer indicador del efecto protector contra enfermedades cardiovasculares, por lo que concluyen que ninguno de los dos tipos de vino tuvo impacto en los participantes.
Señala que el único resultado positivo y continuo se encontró en el subgrupo de pacientes que practicó más ejercicio -al menos dos veces por semana- además de tomar el vino blanco o tinto. En ellos el colesterol bueno se incrementó, mientras que el malo y el total disminuyó (Con información de ABC).
El profesor Taborsky explica que es la primera investigación mundial que compara los efectos del vino blanco y tinto en marcadores de arterioesclerosis en personas con leve o moderado riesgo de enfermedad cardiovascular.
Un total de 146 personas con riesgo entre leve y moderado de enfermedad cardiovascular participaron, a cada uno se le asignó de forma aleatoria el consumo moderado de un tipo de vino durante un año: blanco o tinto, de la misma cosecha y la misma región de la República Checa. El resto de su dieta no cambió.
La Organización Mundial de la Salud considera como consumo moderado 200 mililitros para las mujeres y 300 para los hombres, con un máximo de cinco veces a la semana.
El criterio de valoración principal fue el nivel de colesterol bueno en un año, mientras que los secundarios fueron los niveles de otros marcadores de arterioesclerosis, como el colesterol malo.
Los investigadores encontraron que no había diferencias entre los niveles de colesterol bueno de los participantes al año del comienzo del estudio en ninguno de los dos grupos.
En cambio, el colesterol malo sí se redujo en los dos casos, y el total fue más bajo sólo en el grupo que bebió vino tinto.
El especialista agrega que un incremento del colesterol bueno es el primer indicador del efecto protector contra enfermedades cardiovasculares, por lo que concluyen que ninguno de los dos tipos de vino tuvo impacto en los participantes.
Señala que el único resultado positivo y continuo se encontró en el subgrupo de pacientes que practicó más ejercicio -al menos dos veces por semana- además de tomar el vino blanco o tinto. En ellos el colesterol bueno se incrementó, mientras que el malo y el total disminuyó (Con información de ABC).