El nigeriano viajó desde su país en un carguero ruso, cuyos tripulantes le cobraron 400 dólares por prometerle que le llevarían a EE.UU. cuando en realidad lo condujeron a Rio Grande, en Brasil.
Cuando el nigeriano desembarcó en Brasil, los marineros rusos le indicaron que para llegar a EE.UU. la mejor manera era hacer autostop. El hombre logró parar un camión que le llevó hasta la frontera con Uruguay, donde sería detenido por las autoridades uruguayas, informaron fuentes oficiales a medios locales.
El inmigrante, que empezó a sospechar que no se encontraba donde él pensaba, que era EE.UU., se vio envuelto en un conflicto diplomático y burocrático entre Uruguay y Brasil, que no se ponían de acuerdo sobre quién debía abordar el caso. Al carecer de cualquier tipo de documentación en el momento de su detención y no tener pruebas de que había llegado a Brasil a través de procedimientos convencionales, las autoridades cariocas rechazaron directamente hacerse cargo de él.
Ante la Policía de inmigración uruguaya el inmigrante testificó que había sido engañado y que creía que el barco que le recogió en Nigeria lo conduciría a EE.UU. Las autoridades policiales descartan que se trate de un caso de tráfico de personas y lo consideraron una estafa.
El hombre, que tiene unos 39 años de edad, fue acogido por los servicios de asistencia de Melo, en Uruguay, y fue ayudado para ponerse en contacto con la delegación diplomática nigeriana más próxima en la región.
Cuando el nigeriano desembarcó en Brasil, los marineros rusos le indicaron que para llegar a EE.UU. la mejor manera era hacer autostop. El hombre logró parar un camión que le llevó hasta la frontera con Uruguay, donde sería detenido por las autoridades uruguayas, informaron fuentes oficiales a medios locales.
El inmigrante, que empezó a sospechar que no se encontraba donde él pensaba, que era EE.UU., se vio envuelto en un conflicto diplomático y burocrático entre Uruguay y Brasil, que no se ponían de acuerdo sobre quién debía abordar el caso. Al carecer de cualquier tipo de documentación en el momento de su detención y no tener pruebas de que había llegado a Brasil a través de procedimientos convencionales, las autoridades cariocas rechazaron directamente hacerse cargo de él.
Ante la Policía de inmigración uruguaya el inmigrante testificó que había sido engañado y que creía que el barco que le recogió en Nigeria lo conduciría a EE.UU. Las autoridades policiales descartan que se trate de un caso de tráfico de personas y lo consideraron una estafa.
El hombre, que tiene unos 39 años de edad, fue acogido por los servicios de asistencia de Melo, en Uruguay, y fue ayudado para ponerse en contacto con la delegación diplomática nigeriana más próxima en la región.