Los residentes de la montaña del Tíbet se adaptaron evolutivamente a las grandes alturas debido a que tienen genes denisovanos (una especie que vivió en Asia Central y se extinguió hace 40.000 años), aseguran los científicos.
Se considera que los tibetanos son únicos en muchos aspectos. Por ejemplo, son capaces de vivir a una altura de casi 5.000 metros sobre el nivel del mar, donde el aire contiene un 40% menos de oxígeno que el aire habitual.
A los científicos le interesó esa capacidad de vivir en condiciones en las que el organismo humano no recibe el oxígeno necesario y por qué los tibetanos no sufren el mal de montaña.
Rasmus Nielsen, de la Universidad de California (en Berkeley), y sus colegas del Instituto de Genómica de Pekín realizaron una expedición al Tíbet, donde reunieron muestras de ADN de 40 grupos étnicos diferentes y tribus que viven en diferentes partes de la región. Compararon el genoma de los tibetanos con los de 26 pueblos de todo el mundo. Resultó que ningún grupo de gente lleva el gen EPAS1 que está presente en los tibetanos.
Lo más interesante es que los científicos encontraron la misma variante del gen en el genoma del hombre Denísovski, una especie extinguida cuyos restos fueron descubiertos en la cueva Denísova en las montañas de Altái en Siberia, que se encuentra a una altura de más de 3.000 metros sobre el nivel del mar.
Algunos expertos, entre ellos David Reich de la Escuela de Medicina de Harvard (en Boston), opina que la versión tibetana del gen probablemente se ha transmitido a los humanos a través de cruzamientos.
Entre tanto en el artículo publicado en la revista 'Nature', los investigadores señalan que todavía no está bien claro cómo ayuda exactamente la modificación del gen EPAS1 a los tibetanos a sobrevivir en esas alturas.
Se considera que los tibetanos son únicos en muchos aspectos. Por ejemplo, son capaces de vivir a una altura de casi 5.000 metros sobre el nivel del mar, donde el aire contiene un 40% menos de oxígeno que el aire habitual.
A los científicos le interesó esa capacidad de vivir en condiciones en las que el organismo humano no recibe el oxígeno necesario y por qué los tibetanos no sufren el mal de montaña.
Rasmus Nielsen, de la Universidad de California (en Berkeley), y sus colegas del Instituto de Genómica de Pekín realizaron una expedición al Tíbet, donde reunieron muestras de ADN de 40 grupos étnicos diferentes y tribus que viven en diferentes partes de la región. Compararon el genoma de los tibetanos con los de 26 pueblos de todo el mundo. Resultó que ningún grupo de gente lleva el gen EPAS1 que está presente en los tibetanos.
Lo más interesante es que los científicos encontraron la misma variante del gen en el genoma del hombre Denísovski, una especie extinguida cuyos restos fueron descubiertos en la cueva Denísova en las montañas de Altái en Siberia, que se encuentra a una altura de más de 3.000 metros sobre el nivel del mar.
Algunos expertos, entre ellos David Reich de la Escuela de Medicina de Harvard (en Boston), opina que la versión tibetana del gen probablemente se ha transmitido a los humanos a través de cruzamientos.
Entre tanto en el artículo publicado en la revista 'Nature', los investigadores señalan que todavía no está bien claro cómo ayuda exactamente la modificación del gen EPAS1 a los tibetanos a sobrevivir en esas alturas.