La agricultura actual debe cambiar ante el crecimiento de la población mundial y el cambio climático. Un reciente informe ofrece una serie de medidas con el fin de ayudar a alimentar a 7.000 millones de personas sin destruir el medio ambiente.
La cuestión es "cómo conseguir la seguridad alimentaria en un mundo donde su creciente escasez" se hace cada vez más aguda. La población mundial crecerá considerablemente para el año 2050, los precios de los alimentos ya están subiendo, mientras que el suelo y el agua están dañados por la agricultura intensiva y además la situación se ve agravada por el cambio climático.
El informe, publicado por el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias, estima que las cosechas de cultivos como el maíz, el arroz y el trigo inevitablemente disminuirán si no se toma ninguna medida. La producción del trigo, por ejemplo, podría caer entre un 18% y un 36% antes de mediados del presente siglo.
El documento analiza cómo ciertas tecnologías podrían impulsar la producción, estimando su contribución a la disponibilidad de calorías, los precios de los alimentos y los flujos del comercio, y se centra en particular en los países en desarrollo, donde la población está creciendo más rápidamente y donde el sector agrario está avanzado menos.
Las medidas propuestas por el instituto incluyen, entre otras, la siembra directa, la agricultura de precisión, la recolección de agua y el cultivo de plantas resistentes a la sequía y al calor. La siembra directa, por ejemplo, que aumenta la retención de agua y la materia orgánica en el suelo y reduce la erosión, tiene mayor potencial para aumentar los rendimientos. Podría aumentar el rendimiento del maíz en un 20% y el del trigo en un 22%.
El informe señala que cada una de estas tecnologías permitirá reducir la cantidad de personas que estarán en riesgo de padecer hambre. Asimismo, el instituto indica que el riego puede ser el factor más importante para solucionar el problema agrario, por lo que la mejora de los sistemas de irrigación necesita una mayor inversión.
La cuestión es "cómo conseguir la seguridad alimentaria en un mundo donde su creciente escasez" se hace cada vez más aguda. La población mundial crecerá considerablemente para el año 2050, los precios de los alimentos ya están subiendo, mientras que el suelo y el agua están dañados por la agricultura intensiva y además la situación se ve agravada por el cambio climático.
El informe, publicado por el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias, estima que las cosechas de cultivos como el maíz, el arroz y el trigo inevitablemente disminuirán si no se toma ninguna medida. La producción del trigo, por ejemplo, podría caer entre un 18% y un 36% antes de mediados del presente siglo.
El documento analiza cómo ciertas tecnologías podrían impulsar la producción, estimando su contribución a la disponibilidad de calorías, los precios de los alimentos y los flujos del comercio, y se centra en particular en los países en desarrollo, donde la población está creciendo más rápidamente y donde el sector agrario está avanzado menos.
Las medidas propuestas por el instituto incluyen, entre otras, la siembra directa, la agricultura de precisión, la recolección de agua y el cultivo de plantas resistentes a la sequía y al calor. La siembra directa, por ejemplo, que aumenta la retención de agua y la materia orgánica en el suelo y reduce la erosión, tiene mayor potencial para aumentar los rendimientos. Podría aumentar el rendimiento del maíz en un 20% y el del trigo en un 22%.
El informe señala que cada una de estas tecnologías permitirá reducir la cantidad de personas que estarán en riesgo de padecer hambre. Asimismo, el instituto indica que el riego puede ser el factor más importante para solucionar el problema agrario, por lo que la mejora de los sistemas de irrigación necesita una mayor inversión.