Científicos del Departamento de Salud Pública de California han hallado una variante de la toxina botulínica tan letal que se ha decidido ocultar su secuencia genética.
Es la primera vez que se toma tal decisión, pero por citar un solo dato, su potencia es tal que 2.000 millonésimas partes de un gramo (es decir, un nanogramo) en sangre bastan para matar a un adulto, informa el portal de salud npr.org.
Stephen Arnón y sus colegas del Departamento de Salud Pública de California anunciaron que un octavo tipo de la toxina (H) ha sido hallado en las heces de un niño que mostraba síntomas típicos de botulismo.
Se trata de la octava variedad de la toxina botulínica, proveniente de la bacteria Clostridium botulinum, y agente responsable de la intoxicación conocida como botulismo.
Por esta razón se decidió aplazar la publicación de detalles de su descubrimiento. En otras palabras, mantener en secreto su cadena de ADN, hasta que se encuentre un antídoto. De momento, los investigadores publicaron la descripción de su estudio en 'The Journal of Infectious Diseases', pero la información es deliberadamente incompleta para prevenir que alguien use la formulación para fabricar un arma biológica que sea usada en ataques terroristas.
Durante muchos años la biología ha tenido una tradición de apertura, para que varios grupos de trabajo puedan confirmar los resultados de las investigaciones. Sin embargo, tras el ataque bacteriológico perpetrado en los años 90 del siglo XX por la secta Aum Shinrikyo en el metro de Tokio, persiste el temor de que alguien intente utilizar la toxina botulínica como arma.
Es la primera vez que se toma tal decisión, pero por citar un solo dato, su potencia es tal que 2.000 millonésimas partes de un gramo (es decir, un nanogramo) en sangre bastan para matar a un adulto, informa el portal de salud npr.org.
Stephen Arnón y sus colegas del Departamento de Salud Pública de California anunciaron que un octavo tipo de la toxina (H) ha sido hallado en las heces de un niño que mostraba síntomas típicos de botulismo.
Se trata de la octava variedad de la toxina botulínica, proveniente de la bacteria Clostridium botulinum, y agente responsable de la intoxicación conocida como botulismo.
Por esta razón se decidió aplazar la publicación de detalles de su descubrimiento. En otras palabras, mantener en secreto su cadena de ADN, hasta que se encuentre un antídoto. De momento, los investigadores publicaron la descripción de su estudio en 'The Journal of Infectious Diseases', pero la información es deliberadamente incompleta para prevenir que alguien use la formulación para fabricar un arma biológica que sea usada en ataques terroristas.
Durante muchos años la biología ha tenido una tradición de apertura, para que varios grupos de trabajo puedan confirmar los resultados de las investigaciones. Sin embargo, tras el ataque bacteriológico perpetrado en los años 90 del siglo XX por la secta Aum Shinrikyo en el metro de Tokio, persiste el temor de que alguien intente utilizar la toxina botulínica como arma.