Las entrevistas laborales tienen cierta mística. Quizás porque es una situación que se sale de lo común, en la que el individuo se siente en la obligación de caer bien, como si fuera a rendir un examen. ¿Cómo deberíamos vestirnos entonces?
Al interactuar más de dos personas, podríamos afirmar que la entrevista laboral es principalmente un fenómeno comunicacional. El postulante trata de transmitir desde la palabra no solamente distintas marcas de veracidad acerca de su conocimiento técnico, sino que busca demostrar la idoneidad de su persona para el puesto, con el objetivo de persuadir a su entrevistador para contratarlo.
Dudas tales como ¿Qué digo? ¿Por dónde empiezo? ¿Qué es mejor callar? son consultas comunes. Sin embargo no sólo lo que decimos es comunicación, sino también la forma de movernos y como veremos en esta nota, de vestirnos.
Para mal o para bien, no existe una regla por la cual guiarse estrictamente a la hora de elegir vestuario, aunque si podemos ofrecerte una serie de puntos a tener en cuenta a la hora de revisar el placard y sus posibilidades. A continuación veremos los 4 más importantes:
1- Vestimenta vs Industria
Como bien decíamos no existe una regla de etiqueta, pero dependiendo el rubro y el área de la empresa, hay ciertas costumbres. Por ejemplo las empresas más “modernas” como las agencias de publicidad o las Punto com, suelen ser mucho más desestructuradas, con gran presencia de las remeras y zapatillas “urbanas”. Por el contrario, empresas más tradicionales como pueden ser las de consumo masivo, instituciones educativas o atención al cliente, hay un fuerte predominio del traje en el caso de los hombres, con corbata y zapatos. En el caso de las mujeres con el pasar de los años se ha ido flexibilizando la vestimenta, dejando de lado las polleras y los sacos por algo más cómodo como pantalones, y tienen hoy una mayor gama de matices para acomodar su vestimenta.
2- Vestimenta vs Conocimiento
La forma de vestirnos también muestra mucho de nuestro perfil. Idealmente deberíamos buscar transmitir nuestro nivel de seniority. Inconscientemente se tiene la sensación de que a mayor formalidad, uno es mejor profesional. Nuevamente surge como parámetro la relación directa con la industria en la que nos movemos y también la etapa de nuestra carrera en la que nos encontramos. No es lo mismo la búsqueda de un joven profesional que está dando sus primeros pasos en el mundo laboral, que una persona que ya tiene una trayectoria.
3- Vestimenta vs Actividad
Si nuestro puesto requiere una gran actividad física no tiene la misma exigencia que si debemos tratar clientes en un centro de venta. De todas formas, siempre hay que recordar que las compañías ven al personal como la cara visible de la empresa, por lo que el aseo es un factor decisivo sin importar el puesto que sea.
4- Regla de Oro: Conócete a ti mismo
Sea casual o de etiqueta lo mejor es ir sobrios, con personalidad, si, pero sin irnos a lo radical. No hay que dejar de ser uno mismo, pero no tiene sentido correr riesgos de no agradar al usar ropa exótica en el caso del hombre o el maquillaje excesivo en el caso de la mujer. No nos estamos vistiendo para un casamiento, es una entrevista laboral, nunca nos olvidemos de eso.
Al interactuar más de dos personas, podríamos afirmar que la entrevista laboral es principalmente un fenómeno comunicacional. El postulante trata de transmitir desde la palabra no solamente distintas marcas de veracidad acerca de su conocimiento técnico, sino que busca demostrar la idoneidad de su persona para el puesto, con el objetivo de persuadir a su entrevistador para contratarlo.
Dudas tales como ¿Qué digo? ¿Por dónde empiezo? ¿Qué es mejor callar? son consultas comunes. Sin embargo no sólo lo que decimos es comunicación, sino también la forma de movernos y como veremos en esta nota, de vestirnos.
Para mal o para bien, no existe una regla por la cual guiarse estrictamente a la hora de elegir vestuario, aunque si podemos ofrecerte una serie de puntos a tener en cuenta a la hora de revisar el placard y sus posibilidades. A continuación veremos los 4 más importantes:
1- Vestimenta vs Industria
Como bien decíamos no existe una regla de etiqueta, pero dependiendo el rubro y el área de la empresa, hay ciertas costumbres. Por ejemplo las empresas más “modernas” como las agencias de publicidad o las Punto com, suelen ser mucho más desestructuradas, con gran presencia de las remeras y zapatillas “urbanas”. Por el contrario, empresas más tradicionales como pueden ser las de consumo masivo, instituciones educativas o atención al cliente, hay un fuerte predominio del traje en el caso de los hombres, con corbata y zapatos. En el caso de las mujeres con el pasar de los años se ha ido flexibilizando la vestimenta, dejando de lado las polleras y los sacos por algo más cómodo como pantalones, y tienen hoy una mayor gama de matices para acomodar su vestimenta.
2- Vestimenta vs Conocimiento
La forma de vestirnos también muestra mucho de nuestro perfil. Idealmente deberíamos buscar transmitir nuestro nivel de seniority. Inconscientemente se tiene la sensación de que a mayor formalidad, uno es mejor profesional. Nuevamente surge como parámetro la relación directa con la industria en la que nos movemos y también la etapa de nuestra carrera en la que nos encontramos. No es lo mismo la búsqueda de un joven profesional que está dando sus primeros pasos en el mundo laboral, que una persona que ya tiene una trayectoria.
3- Vestimenta vs Actividad
Si nuestro puesto requiere una gran actividad física no tiene la misma exigencia que si debemos tratar clientes en un centro de venta. De todas formas, siempre hay que recordar que las compañías ven al personal como la cara visible de la empresa, por lo que el aseo es un factor decisivo sin importar el puesto que sea.
4- Regla de Oro: Conócete a ti mismo
Sea casual o de etiqueta lo mejor es ir sobrios, con personalidad, si, pero sin irnos a lo radical. No hay que dejar de ser uno mismo, pero no tiene sentido correr riesgos de no agradar al usar ropa exótica en el caso del hombre o el maquillaje excesivo en el caso de la mujer. No nos estamos vistiendo para un casamiento, es una entrevista laboral, nunca nos olvidemos de eso.