Armando Azua, doctor en Genética Molecular y Microbiología de la UC (Chile), propone junto a Cristián Vega, del Instituto de Astrofísica de La Plata, una nueva forma para identificar presencia de cualquier tipo de vida, incluso la que no conocemos.
Ellos crearon un software que sería capaz de detectar vida observando imágenes de superficies de roca o del suelo. El sistema puede diferenciar las zonas donde hay más complejidad con respecto a su entorno, dato que puede ser un indicador de la presencia de algo vivo. El trabajo fue publicado por el International Journal of Astrobiology.
Azua explica que cuando un sistema tiene mayor desorden también posee menor complejidad, como pasa con una roca. Al contrario, al ser menor la entropía la complejidad aumenta. “Por lo tanto, lo que nuestro software busca son fenómenos de menor entropía (mayor complejidad) que justamente caracterizan a los seres vivos”, dice.
Con eso en mente, los investigadores compararon rocas de la cordillera de los Andes que contenían líquenes en su superficie con las que no. Analizando las imágenes de ambas muestras pudieron diferenciar los patrones de complejidad que había en una y en otra. Y, como esperaban, la imagen con liquen fue mucho más compleja.
Gerónimo Villanueva, del Centro de Vuelo del Espacio Goddard de la NASA, opina que la idea es interesante. “El problema es que es difícil extrapolar los resultados de este análisis a otras muestras, y creo que sería complejo cuantificar algún fenómeno biológico con este método”, dice.
Ambos investigadores reconocen que como toda idea nueva tendrá resistencia, pero esperan que al estar disponible para quien se interese se puedan analizar nuevos datos con ella.
Ellos crearon un software que sería capaz de detectar vida observando imágenes de superficies de roca o del suelo. El sistema puede diferenciar las zonas donde hay más complejidad con respecto a su entorno, dato que puede ser un indicador de la presencia de algo vivo. El trabajo fue publicado por el International Journal of Astrobiology.
Azua explica que cuando un sistema tiene mayor desorden también posee menor complejidad, como pasa con una roca. Al contrario, al ser menor la entropía la complejidad aumenta. “Por lo tanto, lo que nuestro software busca son fenómenos de menor entropía (mayor complejidad) que justamente caracterizan a los seres vivos”, dice.
Con eso en mente, los investigadores compararon rocas de la cordillera de los Andes que contenían líquenes en su superficie con las que no. Analizando las imágenes de ambas muestras pudieron diferenciar los patrones de complejidad que había en una y en otra. Y, como esperaban, la imagen con liquen fue mucho más compleja.
Gerónimo Villanueva, del Centro de Vuelo del Espacio Goddard de la NASA, opina que la idea es interesante. “El problema es que es difícil extrapolar los resultados de este análisis a otras muestras, y creo que sería complejo cuantificar algún fenómeno biológico con este método”, dice.
Ambos investigadores reconocen que como toda idea nueva tendrá resistencia, pero esperan que al estar disponible para quien se interese se puedan analizar nuevos datos con ella.