El 11 del 11 de 2011 se ha convertido en la nueva fecha señalada por profetas apocalípticos como el fin del mundo. Según ellos, el impacto de un meteorito, una explosión solar o un nuevo desastre natural amenazan nuestra superviviencia.
Desde que en diciembre de 2010 el astrónomo ruso Leonid Elenin descubriera el cometa que lleva su nombre —«que llegaría en el 2012 y destruiría el planeta al invertir los polos y su magnetismo»—, no han cesado las especulaciones; más, si se añade que un asteroide de 400 metros de envergadura, el 2005 YU55, rozará nuestro planeta hoy. «Pasará a 200 mil kilómetros de la Tierra, lo que significa que el peligro es cero. Ha habido otros más cercanos y mucho más críticos que la gente ni siquiera conoce», cuenta Salvador Sánchez, del Observatorio Astronómico de Mallorca. Y es que el cielo, las constelaciones y los astros han sido siempre un referente al presagiar catástrofes.
Desde que en diciembre de 2010 el astrónomo ruso Leonid Elenin descubriera el cometa que lleva su nombre —«que llegaría en el 2012 y destruiría el planeta al invertir los polos y su magnetismo»—, no han cesado las especulaciones; más, si se añade que un asteroide de 400 metros de envergadura, el 2005 YU55, rozará nuestro planeta hoy. «Pasará a 200 mil kilómetros de la Tierra, lo que significa que el peligro es cero. Ha habido otros más cercanos y mucho más críticos que la gente ni siquiera conoce», cuenta Salvador Sánchez, del Observatorio Astronómico de Mallorca. Y es que el cielo, las constelaciones y los astros han sido siempre un referente al presagiar catástrofes.
Voceros del fin del mundo han existido a lo largo de la historia. Pero lo cierto es que quien más quien menos se ha dejado llevar en esta ocasión por la infeliz coincidencia del número 11 en las fechas de otros trágicos acontecimientos: el 11 de septiembre de 2001 tuvo lugar el atentando de las Torres Gemelas; el 11 de marzo de 2004 se produjeron las explosiones en los trenes de Madrid que dejaron alrededor de 200 muertos, y el 11 de marzo de 2011 tuvo lugar un terremoto de 8.9 grados en la escala de Richter que azotó la región norte de Japón. ¿Coincidencias? «Por supuesto, no hay por qué pensar más allá ni buscarle los tres pies al gato», dice el matemático Pere Estelrich i Massutí. «Lo que es evidente es que existe una relación entre los números y la naturaleza, pero eso ya lo sabía Pitágoras. Estamos hablando de la geometría sagrada», añade. Se refiere a la creencia básica de que existen ciertas relaciones entre la geometría y la matemática y la espiritualidad.
El 11 representa la dualidad, tal y como explica Toni Hurtado, amante de las artes esotéricas y profesor de yoga, «y el mundo tal y como lo conocemos es dual: el bien y el mal». El 11 también es el número adoptado por las sectas masónicas como sinónimo de muerte, aunque, según Hurtado, el 11 es un «número maestro». «Para mí, será una jornada de espera, de reflexión, de reconectarnos con el lugar en el que vivimos. Parece ser que en torno a ese día se abrirá un nuevo portal energético que nos permitirá sincronizarnos de nuevo. Pero esto, desde luego, no es nada malo». Y justifica esta idea en torno a la activación del sol. Cada uno de los ciclos solares tiene una duración de 11 años y justo ahora se produce un cambio. «Creo que se nos está invitando a despuntar, a parir una nueva humanidad».
El 11 representa la dualidad, tal y como explica Toni Hurtado, amante de las artes esotéricas y profesor de yoga, «y el mundo tal y como lo conocemos es dual: el bien y el mal». El 11 también es el número adoptado por las sectas masónicas como sinónimo de muerte, aunque, según Hurtado, el 11 es un «número maestro». «Para mí, será una jornada de espera, de reflexión, de reconectarnos con el lugar en el que vivimos. Parece ser que en torno a ese día se abrirá un nuevo portal energético que nos permitirá sincronizarnos de nuevo. Pero esto, desde luego, no es nada malo». Y justifica esta idea en torno a la activación del sol. Cada uno de los ciclos solares tiene una duración de 11 años y justo ahora se produce un cambio. «Creo que se nos está invitando a despuntar, a parir una nueva humanidad».