El fin del mundo tiene muchas fechas últimamente y si hay un predicador que no se da por vencido, ese es el famoso estadounidense Harold Camping.
Sus seguidores dicen esperar con ansias la llegada del día viernes. Por segunda vez en menos de cinco meses intentan adivinar el día en que Jesucristo se haga presente para abducirlos.
Mientras que las anteriores profecías de Harold Camping postulaban que el pasado 21 de mayo un terremoto acabaría con el mundo, la gente de su círculo parecía acordar con la idea de que frente al Apocalipsis sólo los verdaderos creyentes lograrían la salvación.
Por un rato, su estrafalaria predicción capturó algo de atención, pero en la actualidad sus palabras son motivo de burla.
El fin del mundo nunca llegó, las catástrofes no se sucedieron en las fechas esperadas y el pobre líder religioso de 90 años no tuvo otra alternativa que la de asumir su equivocación.
A pesar de estos acontecimientos, Camping se tomó el trabajo de volver a consultar la Biblia y establecer una nueva fecha para el Juicio Final. Este mismo viernes 21 de octubre es el día.
Varios sectores han criticado la displicencia con la cual este grupo particular de creyentes remarca la llegada del fin del mundo como si no ello no trajera repercusiones.
Sus seguidores dicen esperar con ansias la llegada del día viernes. Por segunda vez en menos de cinco meses intentan adivinar el día en que Jesucristo se haga presente para abducirlos.
Mientras que las anteriores profecías de Harold Camping postulaban que el pasado 21 de mayo un terremoto acabaría con el mundo, la gente de su círculo parecía acordar con la idea de que frente al Apocalipsis sólo los verdaderos creyentes lograrían la salvación.
Por un rato, su estrafalaria predicción capturó algo de atención, pero en la actualidad sus palabras son motivo de burla.
El fin del mundo nunca llegó, las catástrofes no se sucedieron en las fechas esperadas y el pobre líder religioso de 90 años no tuvo otra alternativa que la de asumir su equivocación.
A pesar de estos acontecimientos, Camping se tomó el trabajo de volver a consultar la Biblia y establecer una nueva fecha para el Juicio Final. Este mismo viernes 21 de octubre es el día.
Varios sectores han criticado la displicencia con la cual este grupo particular de creyentes remarca la llegada del fin del mundo como si no ello no trajera repercusiones.
Por un lado, grupos de ateos, humoristas y usuarios de las redes sociales han puesto en ridículo las profecías de Harold Camping.
Por otro lado, ciertos dirigentes de orientación cristiana protestante creen que este tipo de profecías sobre el fin del mundo deja mucho que desear al ser "embarazosas" para la mayoría de los creyentes.
El meollo de la cuestión es el lucro económico. Claramente los mensajes de Camping no sorprenden demasiado hoy en día, aunque su programa de radio continúa saliendo al aire a través de 65 emisoras en todo el país.
Los mensajes del fin del fundo de este falso profeta no son más que un engaño para que unos pocos paranoicos se deshagan de sus bienes y terminen vendiendo sus propiedades para sustentar la campaña de Camping.
El viejo no es tonto. Las recaudaciones le permitieron comprar numerosos espacios de publicidad para que su mensaje fuera difundido con vigor a lo largo y ancho del territorio norteamericano.
Es penoso que se recurra a la fe para mentir y obtener poder. Lejos del cristianismo y del humanismo, sus mensajes sobre el fin del mundo no tienen más que un propósito: expandir la psicosis para llenarse los bolsillos. Pero es más penoso aún que quienes lo financian se hagan llamar a sí mismos "verdaderos creyentes".
Por otro lado, ciertos dirigentes de orientación cristiana protestante creen que este tipo de profecías sobre el fin del mundo deja mucho que desear al ser "embarazosas" para la mayoría de los creyentes.
El meollo de la cuestión es el lucro económico. Claramente los mensajes de Camping no sorprenden demasiado hoy en día, aunque su programa de radio continúa saliendo al aire a través de 65 emisoras en todo el país.
Los mensajes del fin del fundo de este falso profeta no son más que un engaño para que unos pocos paranoicos se deshagan de sus bienes y terminen vendiendo sus propiedades para sustentar la campaña de Camping.
El viejo no es tonto. Las recaudaciones le permitieron comprar numerosos espacios de publicidad para que su mensaje fuera difundido con vigor a lo largo y ancho del territorio norteamericano.
Es penoso que se recurra a la fe para mentir y obtener poder. Lejos del cristianismo y del humanismo, sus mensajes sobre el fin del mundo no tienen más que un propósito: expandir la psicosis para llenarse los bolsillos. Pero es más penoso aún que quienes lo financian se hagan llamar a sí mismos "verdaderos creyentes".