El necio discute para ganar una discusión; el sabio
discute para buscar la verdad.
El necio discute para imponer su opinión; el sabio
discute para someterse a la verdad.
Si discutes con el necio pierdes el tiempo, si
discutes con el terco te irritas, si discutes con el
soberbio recoges ofensas, si discutes con el sabio
te acercas a la luz.
De la discusión madura salen dos personas en
comunión, aunque con distintas opiniones; de la
discusión inmadura quedan dos personas lastimadas y
ofendidas, aunque coincidan en sus opiniones.
En toda discusión, más allá del tema discutido,
están en juego: tu necesidad de dominar y someter al otro, tu
honestidad para con la verdad. Y tu capacidad de
aceptar y respetar al otro como otro, distinto de tí.
discute para buscar la verdad.
El necio discute para imponer su opinión; el sabio
discute para someterse a la verdad.
Si discutes con el necio pierdes el tiempo, si
discutes con el terco te irritas, si discutes con el
soberbio recoges ofensas, si discutes con el sabio
te acercas a la luz.
De la discusión madura salen dos personas en
comunión, aunque con distintas opiniones; de la
discusión inmadura quedan dos personas lastimadas y
ofendidas, aunque coincidan en sus opiniones.
En toda discusión, más allá del tema discutido,
están en juego: tu necesidad de dominar y someter al otro, tu
honestidad para con la verdad. Y tu capacidad de
aceptar y respetar al otro como otro, distinto de tí.