Las cepas más peligrosas de las bacterias Eschericia Choli provocan, además de diarreas, insuficiencia renal y hasta la muerte. Un tratamiento con antibióticos puede ser contraproducente.
El brote infeccioso con la cepa 0157:H7 de Escherichia coli que fue detectado en Baja Sajonia se ha extendido de norte a sur en más de seis estados alemanes, desde Hamburgo hasta el Sarre.
Las bacterias E.coli son parte de la flora intestinal de animales y humanos, en su mayoría inofensivas, pero en algunos casos, como los citados, pueden provocar cuadros graves con diarreas, eventualmente sanguinolentas, cólicos y a menudo sin fiebre.
En un 8 por ciento de los casos, las E. coli producen el llamado síndrome hemolítico urémico (HUS) por sus siglas en inglés). Estas bacterias se hallan, por lo general, en el intestino de vacas, ovejas, cabras y algunos animales salvajes, y de allí pueden trasladarse a la leche o la carne de esos animales.
También pueden ser transportados en el abono que se utiliza en el agro,contaminando así la verdura y la fruta. Las E. coli son inocuas para los animales, pero pueden resultar sumamente peligrosas para el ser humano.
“En Alemania se producen unas 1.000 infecciones con E. coli por año, de los cuales 60 son graves”, dice Susanne Glasmacher, del Instituto Robert Koch de Berlín.
El síndrome hemolítico urémico, o HUS, se caracteriza por la destrucción de glóbulos rojos ocasionada por las toxinas que segregan las bacterias. Es por eso que, en las infecciones muy graves, se producen peligrosas hemorragias, como en el de los riñones, pudiendo dañarlos y causar un fallo o insuficiencia renal.
Si se produce una infección por Escherichia coli, la medicina se enfrenta a dos grandes problemas. Por un lado, las cepas peligrosas de esa bacteria son difíciles de diferenciar de las más inofensivas que habitan el intestino humano.
Por el otro lado, cuando se las identifica, no es posible aplicar un tratamiento, ya quelas bacterias reaccionan agresivamente a los antibióticos, liberando una gran cantidad de toxinas, explica Susanne Glasmacher, lo cual agrava aún más el transcurso y los síntomas de la enfermedad.
“En este caso, es absolutamente contraproductivo recetar antibióticos”, dice la experta. Los médicos sólo pueden aliviar los síntomas por medio de infusiones intravenosas para contrarrestar la pérdida de líquido. En ciertos casos graves, se recomienda una diálisis para evitar daños irreversibles en los riñones.
Lo único que ayuda a protegerse de una infección con E. coli es mantener estrictas medidas higiénicas básicas, como lavarse las manos después de ir al baño, y, por supuesto, antes de tocar los alimentos.
Además, se recomienda lavar bien los utensilios de cocina con los cuales se hayan cortado verdura o carne cruda. También se deben lavar las verduras y las frutas muy cuidadosamente bajo agua corriente.
También cocer tanto la carne como la verdura unos diez minutos a 70 grados centígrados, ya que a esa temperatura las bacterias mueren.
Las bacterias E.coli son parte de la flora intestinal de animales y humanos, en su mayoría inofensivas, pero en algunos casos, como los citados, pueden provocar cuadros graves con diarreas, eventualmente sanguinolentas, cólicos y a menudo sin fiebre.
En un 8 por ciento de los casos, las E. coli producen el llamado síndrome hemolítico urémico (HUS) por sus siglas en inglés). Estas bacterias se hallan, por lo general, en el intestino de vacas, ovejas, cabras y algunos animales salvajes, y de allí pueden trasladarse a la leche o la carne de esos animales.
También pueden ser transportados en el abono que se utiliza en el agro,contaminando así la verdura y la fruta. Las E. coli son inocuas para los animales, pero pueden resultar sumamente peligrosas para el ser humano.
“En Alemania se producen unas 1.000 infecciones con E. coli por año, de los cuales 60 son graves”, dice Susanne Glasmacher, del Instituto Robert Koch de Berlín.
El síndrome hemolítico urémico, o HUS, se caracteriza por la destrucción de glóbulos rojos ocasionada por las toxinas que segregan las bacterias. Es por eso que, en las infecciones muy graves, se producen peligrosas hemorragias, como en el de los riñones, pudiendo dañarlos y causar un fallo o insuficiencia renal.
Si se produce una infección por Escherichia coli, la medicina se enfrenta a dos grandes problemas. Por un lado, las cepas peligrosas de esa bacteria son difíciles de diferenciar de las más inofensivas que habitan el intestino humano.
Por el otro lado, cuando se las identifica, no es posible aplicar un tratamiento, ya quelas bacterias reaccionan agresivamente a los antibióticos, liberando una gran cantidad de toxinas, explica Susanne Glasmacher, lo cual agrava aún más el transcurso y los síntomas de la enfermedad.
“En este caso, es absolutamente contraproductivo recetar antibióticos”, dice la experta. Los médicos sólo pueden aliviar los síntomas por medio de infusiones intravenosas para contrarrestar la pérdida de líquido. En ciertos casos graves, se recomienda una diálisis para evitar daños irreversibles en los riñones.
Lo único que ayuda a protegerse de una infección con E. coli es mantener estrictas medidas higiénicas básicas, como lavarse las manos después de ir al baño, y, por supuesto, antes de tocar los alimentos.
Además, se recomienda lavar bien los utensilios de cocina con los cuales se hayan cortado verdura o carne cruda. También se deben lavar las verduras y las frutas muy cuidadosamente bajo agua corriente.
También cocer tanto la carne como la verdura unos diez minutos a 70 grados centígrados, ya que a esa temperatura las bacterias mueren.
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