Dentro del matrimonio es esperable y normal enfrentar algunas discusiones. De hecho estas discusiones son las que muchas veces permiten fortalecer los vínculos en las parejas, al dejar en claro nuestras diferencias y logrando acuerdos de convivencia. El tema es que muchos padres no suelen tomar conciencia sobre el estrés y la preocupación que genera en los niños cuando la discusión se da en presencia de los hijos.
Según las pautas de crianza de la Unicef, debemos tener en cuenta los siguientes puntos:
- El niño necesita sentir que sus padres son una unidad fuerte para cuidarlo, protegerlo y acompañarlo en la vida. La amenaza de perder esa protección le genera mucha angustia.
- Si la discusión implica algún grado de violencia, las consecuencias para el niño se multiplican. Ya que debemos tener en cuenta que los niños siguen los ejemplos de los padres.
- Si se genera una discusión, lo mejor es que los padres vayan a un lugar donde los hijos no puedan verlos ni oírlos.
- Si esta discusión se genera inevitablemente frente a los niños, es fundamental que esta se mantenga dentro de un marco de respeto y calma, en el cual los hijos vean que ambos padres son capaces de escucharse y de llegar a algún acuerdo.
- Si los niños o niñas preguntan, explíqueles que es natural que a veces las personas discutan, pero que hay maneras adecuadas de hacerlo.
- No es bueno tener frente a los niños discusiones con relación al estilo de crianza o disciplina y mucho menos que la madre o el padre se desautoricen uno al otro frente a sus ojos.
- Por último, jamás debemos involucrar a los hijos en las discusiones ya sea como jueces ni como informantes. Si los ponemos en esta situación, les generamos conflictos de lealtades que los desbordarán.
Según las pautas de crianza de la Unicef, debemos tener en cuenta los siguientes puntos:
- El niño necesita sentir que sus padres son una unidad fuerte para cuidarlo, protegerlo y acompañarlo en la vida. La amenaza de perder esa protección le genera mucha angustia.
- Si la discusión implica algún grado de violencia, las consecuencias para el niño se multiplican. Ya que debemos tener en cuenta que los niños siguen los ejemplos de los padres.
- Si se genera una discusión, lo mejor es que los padres vayan a un lugar donde los hijos no puedan verlos ni oírlos.
- Si esta discusión se genera inevitablemente frente a los niños, es fundamental que esta se mantenga dentro de un marco de respeto y calma, en el cual los hijos vean que ambos padres son capaces de escucharse y de llegar a algún acuerdo.
- Si los niños o niñas preguntan, explíqueles que es natural que a veces las personas discutan, pero que hay maneras adecuadas de hacerlo.
- No es bueno tener frente a los niños discusiones con relación al estilo de crianza o disciplina y mucho menos que la madre o el padre se desautoricen uno al otro frente a sus ojos.
- Por último, jamás debemos involucrar a los hijos en las discusiones ya sea como jueces ni como informantes. Si los ponemos en esta situación, les generamos conflictos de lealtades que los desbordarán.