El matemático griego Pitágoras decía que la música curaba el alma. Ahora, las investigaciones del cardiólogo Predrag Mitrovic demuestran que, consumida en dosis diarias como "medicamento", la música también refuerza nuestro corazón.
Según lo descubierto por este médico serbio, una buena selección del género musical, la tonalidad y el tempo de una composición tienen efectos positivos en los pacientes con enfermedades cardíacas, porque inicia la secreción de endorfinas, las conocidas como hormonas del placer.
"Cuando se segregan en cantidad suficiente, reducen las frecuencias cardíacas y causan la caída de la presión arterial, lo que es lo más importante cuando el corazón está dañado", explica el doctor Mitrovic en declaraciones.
Según lo descubierto por este médico serbio, una buena selección del género musical, la tonalidad y el tempo de una composición tienen efectos positivos en los pacientes con enfermedades cardíacas, porque inicia la secreción de endorfinas, las conocidas como hormonas del placer.
"Cuando se segregan en cantidad suficiente, reducen las frecuencias cardíacas y causan la caída de la presión arterial, lo que es lo más importante cuando el corazón está dañado", explica el doctor Mitrovic en declaraciones.
Su "receta" prescribe que la música, seleccionada para cada paciente por separado, se "tome" dos veces al día, con una dosis mínima de 12 minutos cada una, tiempo necesario para poner en marcha los complejos mecanismos en el organismo que dan buen efecto.
Las investigaciones de Mitrovic, cardiólogo en el Centro clínico de Belgrado y docente en la Facultad de Medicina, se realizaron entre 2002 a 2009, con varios experimentos de dos años de duración.
La investigación no ha parado desde entonces, con diferentes enfoques y, según el médico serbio, los resultados son alentadores.
"El estudio se hizo en los pacientes previamente operados de corazón, con "baipás", que después sufrieron un infarto cardíaco. Más tarde, observamos también otros pacientes", explica el cardiólogo, aficionado de la música desde la infancia.
Las investigaciones de Mitrovic, cardiólogo en el Centro clínico de Belgrado y docente en la Facultad de Medicina, se realizaron entre 2002 a 2009, con varios experimentos de dos años de duración.
La investigación no ha parado desde entonces, con diferentes enfoques y, según el médico serbio, los resultados son alentadores.
"El estudio se hizo en los pacientes previamente operados de corazón, con "baipás", que después sufrieron un infarto cardíaco. Más tarde, observamos también otros pacientes", explica el cardiólogo, aficionado de la música desde la infancia.
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