El juicio en Estados Unidos de dos estudiantes acusados de violar a una joven borracha que “merecía ser meada encima”, un caso famoso en las redes sociales tras un impactante video, vuelve a poner el foco en la peligrosa mezcla de adolescentes, sexo, alcohol y cámaras. Aunque el video y una foto de dos adolescentes de escuela secundaria levantando a una joven inconsciente de 16 años por las manos y los pies son chocantes, están lejos de ser únicos.
Miles de jóvenes se vieron metidos en un infierno después de que imágenes sexualmente explícitas y otros videos humillantes fueron distribuidos en las redes sociales como reguero de pólvora.
La tentación de documentar momentos embarazosos -o incluso potencialmente criminales- es difícil de resistir para los adolescentes de la era digital, que llevan un smartphone en el bolsillo todo el tiempo.
Es un problema complejo para los padres, educadores y policías, que tienen que distinguir entre simples devaneos juveniles y delitos como extorsión, hostigamiento o producción de pornografía infantil.
Miles de jóvenes se vieron metidos en un infierno después de que imágenes sexualmente explícitas y otros videos humillantes fueron distribuidos en las redes sociales como reguero de pólvora.
La tentación de documentar momentos embarazosos -o incluso potencialmente criminales- es difícil de resistir para los adolescentes de la era digital, que llevan un smartphone en el bolsillo todo el tiempo.
Es un problema complejo para los padres, educadores y policías, que tienen que distinguir entre simples devaneos juveniles y delitos como extorsión, hostigamiento o producción de pornografía infantil.
La mayoría de las imágenes empiezan como resultado de una experimentación juvenil para compartir con una novia, un novio o un amigo. Otras surgen como una broma.
Hasta que alguien hace clic y el supuesto juego adolescente es magnificado por internet, generando una ola de insultos y abusos.
Y puesto que las imágenes quedan online para siempre, la victimización realmente nunca termina.
“Puede ser difícil escapar del pasado”
“Tenemos chicas -de 16, 17, 18 años- que nos dicen ‘Estoy pensando en el suicidio. No puedo conseguir sacar mis fotos de este sitio’”, dijo James McGibney, fundador de bullyville.com, que tiene como objetivo ayudar a los adolescentes y adultos hostigados.
Uno de cada seis adolescentes estadounidenses de entre 12 y 17 han recibido una foto o un video con un desnudo sexualmente sugerente o un semidesnudo de alguien que conocen, según un reciente estudio realizado por el Pew Research Center.
Ese número aumenta a uno de cada tres adolescentes de entre 16 y 17 años, a pesar de que sólo 2% de los chicos admitió haber enviado alguna vez una foto sugerente de sí mismos.
“Lo importante que hay que recordar sobre esto es que no hace falta que muchas personas en la comunidad envíen las imágenes para que sean ampliamente compartidas”, dijo Amanda Lenhart, directora de la investigación de Pew sobre los adolescentes y la tecnología. LEER MAS
Hasta que alguien hace clic y el supuesto juego adolescente es magnificado por internet, generando una ola de insultos y abusos.
Y puesto que las imágenes quedan online para siempre, la victimización realmente nunca termina.
“Puede ser difícil escapar del pasado”
“Tenemos chicas -de 16, 17, 18 años- que nos dicen ‘Estoy pensando en el suicidio. No puedo conseguir sacar mis fotos de este sitio’”, dijo James McGibney, fundador de bullyville.com, que tiene como objetivo ayudar a los adolescentes y adultos hostigados.
Uno de cada seis adolescentes estadounidenses de entre 12 y 17 han recibido una foto o un video con un desnudo sexualmente sugerente o un semidesnudo de alguien que conocen, según un reciente estudio realizado por el Pew Research Center.
Ese número aumenta a uno de cada tres adolescentes de entre 16 y 17 años, a pesar de que sólo 2% de los chicos admitió haber enviado alguna vez una foto sugerente de sí mismos.
“Lo importante que hay que recordar sobre esto es que no hace falta que muchas personas en la comunidad envíen las imágenes para que sean ampliamente compartidas”, dijo Amanda Lenhart, directora de la investigación de Pew sobre los adolescentes y la tecnología. LEER MAS
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