Los casos de suicidio entre los militares estadounidenses se han incrementado a un promedio de casi uno diario este año, la tasa más alta en la década de guerra que ha vivido el país.
Los 154 suicidios de soldados en servicio activo registrados en los primeros 155 días del año exceden —en casi 50%— la cifra de efectivos estadounidenses que han perdido la vida en combate en Afganistán, según estadísticas del Pentágono.
Las cifras reflejan a un estamento militar al que agobian exigencias derivadas de las guerras en Irak y Afganistán, y que han causado un número de bajas mayor al que se había pronosticado hace una década. El estamento militar estadounidense también enfrenta un incremento en los casos que involucran a sus efectivos en agresiones sexuales, alcoholismo, violencia familiar y otros actos de mala conducta.
Debido a la estabilización de los casos de suicidio en 2010 y 2011, el incremento de este año tomó por sorpresa a las autoridades castrenses.
No se comprenden del todo las razones a las que se debe este incremento. Entre las explicaciones, los diversos estudios señalan la exposición al combate, estrés postraumático, mal uso de medicamentos recetados y problemas financieros personales.
Según el ejército, los soldados que han participado en diversas misiones de combate están en mayor peligro de cometer suicidio, aunque una proporción importante de los casos en el ejército corresponden a efectivos nunca destacados en escenarios de lucha.
El total de suicidios de soldados en activo en 2012 alcanzó al 3 de junio 154, un incremento de 18% sobre los 130 del mismo periodo de 2011. La cifra excedió además la proyección de 136.2 suicidios que el Pentágono había previsto para este periodo con base en la tendencia de 2010-2011.
Los 154 suicidios de soldados en servicio activo registrados en los primeros 155 días del año exceden —en casi 50%— la cifra de efectivos estadounidenses que han perdido la vida en combate en Afganistán, según estadísticas del Pentágono.
Las cifras reflejan a un estamento militar al que agobian exigencias derivadas de las guerras en Irak y Afganistán, y que han causado un número de bajas mayor al que se había pronosticado hace una década. El estamento militar estadounidense también enfrenta un incremento en los casos que involucran a sus efectivos en agresiones sexuales, alcoholismo, violencia familiar y otros actos de mala conducta.
Debido a la estabilización de los casos de suicidio en 2010 y 2011, el incremento de este año tomó por sorpresa a las autoridades castrenses.
No se comprenden del todo las razones a las que se debe este incremento. Entre las explicaciones, los diversos estudios señalan la exposición al combate, estrés postraumático, mal uso de medicamentos recetados y problemas financieros personales.
Según el ejército, los soldados que han participado en diversas misiones de combate están en mayor peligro de cometer suicidio, aunque una proporción importante de los casos en el ejército corresponden a efectivos nunca destacados en escenarios de lucha.
El total de suicidios de soldados en activo en 2012 alcanzó al 3 de junio 154, un incremento de 18% sobre los 130 del mismo periodo de 2011. La cifra excedió además la proyección de 136.2 suicidios que el Pentágono había previsto para este periodo con base en la tendencia de 2010-2011.