En 1995 el Instituto de Ciencias Planetarias (EE. UU.) definió el coste aproximado de un asteroide estándar de 2 kilómetros de ancho en unos 25 billones de dólares, en el caso de que este fuera rico en metales. En 2012 la suma alcanza ya 87,2 billones, lo que equivale al PNB anual de toda la Tierra. Las colisiones jurídicas podrían no hacerse esperar.
A primera vista, no está lejos el momento en el que la ONU tendrá que sentarse a la mesa de negociaciones para acordar una detallada legislación internacional espacial. La empresa emergente estadounidense Planetary Resources anuncia que en los próximos 2 años va a lanzar el primero de sus telescopios espaciales que se dedicarán a rastrear las órbitas terrestres bajas para detectar los asteroides cuyo tamaño y composición mineral los haga potencialmente aptos para la exploración minera. Una vez descubiertos, la compañía tiene la intención de desplegar allí a los robots –que aún deben ser inventados– para extraer los minerales preciosos, en primer lugar, la platina.
A primera vista, no está lejos el momento en el que la ONU tendrá que sentarse a la mesa de negociaciones para acordar una detallada legislación internacional espacial. La empresa emergente estadounidense Planetary Resources anuncia que en los próximos 2 años va a lanzar el primero de sus telescopios espaciales que se dedicarán a rastrear las órbitas terrestres bajas para detectar los asteroides cuyo tamaño y composición mineral los haga potencialmente aptos para la exploración minera. Una vez descubiertos, la compañía tiene la intención de desplegar allí a los robots –que aún deben ser inventados– para extraer los minerales preciosos, en primer lugar, la platina.
Al mismo tiempo, otra compañía emergente también de EE. UU., Moon Express, comunica que está interesada en explorar las riquezas minerales de la luna, empezando por los metales preciosos depositados en su superficie por los meteoritos.
Las preguntas básicas que se plantean una vez uno conoce estos planes son: ¿por qué tienen derecho a hacerlo? ¿Pagarán impuestos? ¿A quién? La ley internacional no tiene respuestas.
El Tratado del Espacio Exterior que comenzó en 1967 como un acuerdo entre la Unión Soviética, los EE. UU. y el Reino Unido, ahora abarca a un centenar de países más. Estipula que “la exploración y el uso del cosmos exterior debe realizarse en beneficio de todos los países y debe ser competencia de toda la humanidad”. El documento prohíbe a los estados hacer concesiones territoriales. Específica que la luna y los cuerpos celestes no son sujetos de apropiación nacional, es decir, no puede haber soberanía de un estado sobre ellos.
Sin embargo, el documento deja fuera del marco de la discusión si la ley obligatoria para los estados miembros es aplicable también a las compañías privadas. ¿Podría una empresa declarar que un asteroide es de su propiedad si es la primera que toca su superficie? Y si el derecho a poseer el cuerpo celeste es algo cuestionable, quién en este caso tendrá derecho a apropiarse de los minerales extraídos de él y del dinero que se obtenga de su venta? Son ‘detalles’ jurídicos que todavía están por resolver.
Las preguntas básicas que se plantean una vez uno conoce estos planes son: ¿por qué tienen derecho a hacerlo? ¿Pagarán impuestos? ¿A quién? La ley internacional no tiene respuestas.
El Tratado del Espacio Exterior que comenzó en 1967 como un acuerdo entre la Unión Soviética, los EE. UU. y el Reino Unido, ahora abarca a un centenar de países más. Estipula que “la exploración y el uso del cosmos exterior debe realizarse en beneficio de todos los países y debe ser competencia de toda la humanidad”. El documento prohíbe a los estados hacer concesiones territoriales. Específica que la luna y los cuerpos celestes no son sujetos de apropiación nacional, es decir, no puede haber soberanía de un estado sobre ellos.
Sin embargo, el documento deja fuera del marco de la discusión si la ley obligatoria para los estados miembros es aplicable también a las compañías privadas. ¿Podría una empresa declarar que un asteroide es de su propiedad si es la primera que toca su superficie? Y si el derecho a poseer el cuerpo celeste es algo cuestionable, quién en este caso tendrá derecho a apropiarse de los minerales extraídos de él y del dinero que se obtenga de su venta? Son ‘detalles’ jurídicos que todavía están por resolver.