Nunca falta el borracho que valentonado por el alcohol se siente todo un Don Juan y el dueño del mundo, haciendo cosas que en su sano juicio ni siquiera contemplaría.
No hace falta ser muy observador para darnos cuenta de esta simple ecuación: a mayor consumo de alcohol, uno se cree más seductor.
No hace falta ser muy observador para darnos cuenta de esta simple ecuación: a mayor consumo de alcohol, uno se cree más seductor.
Quizá un amigo o nosotros mismos hemos sacado valor del fondo de una botella para intentar ligarnos a alguien más, pero ¿sabías que no es el alcohol, sino la mente la que incrementa nuestra autoestima?
Esta reciprocidad entre alcohol y autoestima ha sido estudiada y demostrada por un estudio llamado “Beauty is in the eye of the beer holder” (la belleza está en el ojo del que sostiene una cerveza). Según los científicos que la llevaron a cabo, la mejora en la percepción de uno mismo no es consecuencia del alcohol consumido, sino de un “efecto placebo” provocado por las mismas.
Esta reciprocidad entre alcohol y autoestima ha sido estudiada y demostrada por un estudio llamado “Beauty is in the eye of the beer holder” (la belleza está en el ojo del que sostiene una cerveza). Según los científicos que la llevaron a cabo, la mejora en la percepción de uno mismo no es consecuencia del alcohol consumido, sino de un “efecto placebo” provocado por las mismas.