Antes de nada, es fundamental que coloques al destinatario de tu masaje boca abajo, sin ropa y totalmente estirado. Un poco de música ambiente, una luz tenue y una temperatura agradable serán fundamentales para que pueda relajarse y disfrute y aproveche al máximo todos los beneficios de esta práctica. Ten en cuenta que debes tener las manos limpias y aplicar algún aceite o crema hidratante para que el contacto cutáneo sea el adecuado.
A continuación, te detallamos, paso a paso, cómo debes utilizar tus manos para lograr realizar un masaje completo, sencillo y muy beneficioso. ¡Toma nota!
- Coloca tus manos sobre el borde de los omóplatos y realiza un masaje, arrastrando suavemente todos tus dedos, de arriba hacia abajo, firme y suavemente, sin realizar presión.
- Después, procede a situar tus manos a ambos lados de la columma vertebral desde el cuello al sacro. Se denomina “técnica del amasamiento” y eso es, precisamente, lo que deberás hacer: simular que estás amasando los extremos de la columna lenta y profundamente. Con este procedimiento lograrás aflojar la tensión muscular.
- Desliza tus puños a los costados de la columna desde el cuello al sacro. Una vez que llegues a esa zona, separa las manos hacia los costados y sube deslizando las manos en forma ondulante por toda la espalda. Debes realizar ese movimiento hasta llegar al hombro, donde deslizarás tus manos hacia la zona del cuello donde deberás volver a comenzar.
- Otra práctica muy placentera es siguiendo el mismo tipo de masaje anterior pero apoyando la palma de la mano desde los hombros hasta la cadera. A través de la técnica del deslizamiento, con toda la mano, por toda la espalda, desde el cuello hacia la cadera, abriendo hacia los laterales, deberás volver a la posición inicial.
- El último movimiento será el de deslizamiento en cuello, hombros y bajar por los brazos hasta las manos.