No rendirse significa luchar, no dejarse abatir por la lucha, seguir de pie aunque estemos heridos y continuar hasta doblegar aquello que nos aflige en el momento de la tentación de rendirse. Sobreponerse a un fracaso, a una ingratitud, a una enfermedad o a cualquier adversidad, es duro, pero vale el esfuerzo hacerlo, pues con ello nos damos cuenta que dentro de nosotros existe un potencial que nos fue dado para que seamos vencedores, pero ahora en Cristo este potencial ha sido maximizado de tal manera que somos más que vencedores.
Nunca olvides que la vida es más grande que tus miedos, que tu fuerza es mayor que tus dudas.
Aunque tu mente esté confundida, tu corazón siempre sabrá la respuesta, y con el tiempo, lo que hoy es difícil, mañana será un tesoro.
Aunque tu mente esté confundida, tu corazón siempre sabrá la respuesta, y con el tiempo, lo que hoy es difícil, mañana será un tesoro.