Cuando soñamos la química cerebral vinculada al estrés se desactiva (desciende la norepinefrina) y el cerebro puede procesar las experiencias emocionales para "borrar" o "suavizar" las emociones dolorosas o desagradables almacenadas en la memoria.
A esta conclusión han llegado neurocientíficos de la Universidad de California, en Estados Unidos, luego de realizar, con 35 participantes, varios experimentos usando resonancia magnética. El hallazgo, según los autores del estudio, ofrece una interesante explicación del por qué soñamos.
A esta conclusión han llegado neurocientíficos de la Universidad de California, en Estados Unidos, luego de realizar, con 35 participantes, varios experimentos usando resonancia magnética. El hallazgo, según los autores del estudio, ofrece una interesante explicación del por qué soñamos.
“La fase del sueño en la que hay actividad onírica, es decir, en la que soñamos, está basada en un composición neuroquímica diferente, y nos proporciona una forma de terapia, un bálsamo que elimina los ‘bordes afilados’ de las experiencias emocionales vividas durante el día”, afirma Matthew Walker, autor del estudio.
Esta fase del sueño, más conocida como REM (siglas en inglés de Movimientos Oculares Rápidos), ocupa el 20% del tiempo de descanso de una persona sana. “Después de dormir las experiencias del día anterior han reducido su carga emocional; nos sentimos mejor con ellas, nos sentimos capaces de afrontarlas”, explica Walker.
Aún no existe una explicación científica clara sobre la función fisiológica del sueño, sin embargo, Walker y su equipo apuntan a que una respuesta a este misterio podría venir de la estrecha relación entre aprendizaje, memoria y regulación emocional.
Además, aseguran que los patrones del sueño REM pueden verse interrumpidos en trastornos por estrés postraumático o depresión, lo que dificultaría la recuperación psicológica de estas personas, señala la revista Current Biology, donde figura la publicación del estudio.
Esta fase del sueño, más conocida como REM (siglas en inglés de Movimientos Oculares Rápidos), ocupa el 20% del tiempo de descanso de una persona sana. “Después de dormir las experiencias del día anterior han reducido su carga emocional; nos sentimos mejor con ellas, nos sentimos capaces de afrontarlas”, explica Walker.
Aún no existe una explicación científica clara sobre la función fisiológica del sueño, sin embargo, Walker y su equipo apuntan a que una respuesta a este misterio podría venir de la estrecha relación entre aprendizaje, memoria y regulación emocional.
Además, aseguran que los patrones del sueño REM pueden verse interrumpidos en trastornos por estrés postraumático o depresión, lo que dificultaría la recuperación psicológica de estas personas, señala la revista Current Biology, donde figura la publicación del estudio.