Cuando cumpla mi condena tendré que casarme con uno de los dos chicos que abusaron sexualmente de mí. No es una decisión agradable, pero no tengo otra opción. No sé cuál será mi futuro", cuenta a Público Nefise, mientras se le escapa una tímida sonrisa de resignación por la comisura de los labios.
Los grandes ojos marrones de esta chica de 15 años esconden tristeza. Ya sabe que la vida no le regalará nada. Ha nacido en Afganistán, un país hostil con las mujeres.
La escasa luz que se cuela entre los barrotes de su habitación es el único contacto que tiene esta adolescente con el mundo exterior. A pesar de ser una víctima, Nefise tiene que cumplir un año de condena en un Centro de Rehabilitación Juvenil de la provincia norteña de Herat.
Los grandes ojos marrones de esta chica de 15 años esconden tristeza. Ya sabe que la vida no le regalará nada. Ha nacido en Afganistán, un país hostil con las mujeres.
La escasa luz que se cuela entre los barrotes de su habitación es el único contacto que tiene esta adolescente con el mundo exterior. A pesar de ser una víctima, Nefise tiene que cumplir un año de condena en un Centro de Rehabilitación Juvenil de la provincia norteña de Herat.
"Estaba en el bazar de la ciudad y dos chicos me metieron en un coche. Me encerraron en una habitación y me violaron durante toda la noche. Por la mañana me dejaron marchar. Cuando llegué a mi casa conté la historia a mis padres y fuimos a denunciar a los agresores ante la Policía. Conté mi versión de los hechos al juez, pero no me creyó. Me acusó de haber cometido un delito sexual y me condenó a un año de cárcel. Lo peor es que estoy embarazada y tendré que casarme con uno de los dos chicos que me violó", sentencia avergonzada.
"Este caso es muy común en Afganistán. Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de los jueces de este país no saben identificar la diferencia entre la violación y el adulterio. Para ellos la culpa la tiene siempre la chica", afirma Juan Carlos Galocha, experto en justicia de menores de la Unión Europea. La última historia que saltó a los medios de comunicación fue la de Gulnaz, una chica de 19 años condenada a la cárcel por ser violada por el marido de su prima. La única manera que tiene de eludir los 12 años de prisión que los tribunales piden para ella es casarse con su agresor. Y lo hará, dice, para que su hija (fruto de la violación) siga teniendo una madre.
"Este caso es muy común en Afganistán. Hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de los jueces de este país no saben identificar la diferencia entre la violación y el adulterio. Para ellos la culpa la tiene siempre la chica", afirma Juan Carlos Galocha, experto en justicia de menores de la Unión Europea. La última historia que saltó a los medios de comunicación fue la de Gulnaz, una chica de 19 años condenada a la cárcel por ser violada por el marido de su prima. La única manera que tiene de eludir los 12 años de prisión que los tribunales piden para ella es casarse con su agresor. Y lo hará, dice, para que su hija (fruto de la violación) siga teniendo una madre.