La organización Energy Control denuncia la peligrosa propagación en España del consumo de legal highs, una droga química que se comercializa en Internet disfrazada como incienso o sales de baño para eludir los controles sanitarios, y cuyos efectos sobre la salud humana son aún desconocidos.
Estas sustancias se anuncian y venden por Internet como alternativa a drogas ilegales como la cocaína, la anfetamina o la marihuana. Para evitar los controles sanitarios, las legal highs, que no están fiscalizadas, se comercializan bajo la apariencia de sales de baño, incienso o artículos para coleccionistas, con las advertencias de «no apto para consumo humano» o «mantener fuera del alcance de los niños». Su precio en la red suele oscilar entre los 10 y los 40 euros.
La denominación de esas drogas como «legales», según Energy Control, puede llevar a confusión a los consumidores ante la creencia de que se trata de sustancias sin riesgos. Sin embargo sus efectos no han sido probados, ni sobre personas ni sobre animales, y se desconocen los daños sobre la salud humana. Aún así, en países donde su consumo está más extendido se han dado casos en que han provocado brotes psicóticos, crisis de ansiedad, vasculitis, y psicosis tóxicas.
La mayoría de las legal highs analizadas en España estaban compuestas de khat, una planta de efecto estimulante que se cultiva en África. También se encontraron sustancias alucinógenas, empatógenas y potentes cannabinoides sintéticos.
Los responsables de Energy Control, programa de la Asociación Bienestar y Desarrollo dedicado a la prevención en el consumo de drogas, pidieron a las administraciones que «destinen recursos a investigar este tipo de sustancias» tras detectar un aumento del consumo de esta droga, consolidada ya en los países del norte de Europa. Los datos del último Eurobarómetro apuntan que un 5 % de los jóvenes españoles de entre 14 y 24 años ha consumido estos compuestos químicos psicoadictivos.
Estas sustancias se anuncian y venden por Internet como alternativa a drogas ilegales como la cocaína, la anfetamina o la marihuana. Para evitar los controles sanitarios, las legal highs, que no están fiscalizadas, se comercializan bajo la apariencia de sales de baño, incienso o artículos para coleccionistas, con las advertencias de «no apto para consumo humano» o «mantener fuera del alcance de los niños». Su precio en la red suele oscilar entre los 10 y los 40 euros.
La denominación de esas drogas como «legales», según Energy Control, puede llevar a confusión a los consumidores ante la creencia de que se trata de sustancias sin riesgos. Sin embargo sus efectos no han sido probados, ni sobre personas ni sobre animales, y se desconocen los daños sobre la salud humana. Aún así, en países donde su consumo está más extendido se han dado casos en que han provocado brotes psicóticos, crisis de ansiedad, vasculitis, y psicosis tóxicas.
La mayoría de las legal highs analizadas en España estaban compuestas de khat, una planta de efecto estimulante que se cultiva en África. También se encontraron sustancias alucinógenas, empatógenas y potentes cannabinoides sintéticos.
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