A través de sus flatulencias, cada uno de estos animales emite al año unos 45 kilos de gas metano, que equivale a una tonelada de dióxido de carbono.
Cada uno de estos animales emite al año unos 45 kilos de gas metano, que equivale a una tonelada de dióxido de carbono.
Aunque es considerada como una misión imposible, erradicar a toda la población de alrededor de 1,2 millones de dromedarios que campan a sus anchas por Australia sería igual a sacar de circulación hasta 300.000 coches con un recorrido de 20.000 kilómetros anuales.
Por ello la compañía australiana Northwest Carbon propone matar a los mamíferos desde helicópteros y vehículos todoterreno, y luego procesar su carne para elaborar alimentos para animales de granja o domésticos.
Esta propuesta no es descabellada y de hecho está siendo evaluada por el Gobierno de Camberra como parte de su proyecto nacional para la reducción de gases contaminantes en el sector agrícola, explica el secretario legislativo sobre Cambio Climático, Mark Dreyfus.
Los camellos salvajes no son sólo uno de los mayores emisores de dióxido de carbono en Australia, sino que además causan destrozos anuales a las cosechas valorados en más de diez millones de dólares (unos 7,5 millones de euros).
Una empresa australiana ha presentado una novedosa propuesta contra las emisiones contaminantes: matar a la población entera de camellos salvajes en el país porque sus flatulencias contribuyen al efecto invernadero.
Cada uno de estos animales emite al año unos 45 kilos de gas metano, que equivale a una tonelada de dióxido de carbono.
Aunque es considerada como una misión imposible, erradicar a toda la población de alrededor de 1,2 millones de dromedarios que campan a sus anchas por Australia sería igual a sacar de circulación hasta 300.000 coches con un recorrido de 20.000 kilómetros anuales.
Por ello la compañía australiana Northwest Carbon propone matar a los mamíferos desde helicópteros y vehículos todoterreno, y luego procesar su carne para elaborar alimentos para animales de granja o domésticos.
Esta propuesta no es descabellada y de hecho está siendo evaluada por el Gobierno de Camberra como parte de su proyecto nacional para la reducción de gases contaminantes en el sector agrícola, explica el secretario legislativo sobre Cambio Climático, Mark Dreyfus.
Los camellos salvajes no son sólo uno de los mayores emisores de dióxido de carbono en Australia, sino que además causan destrozos anuales a las cosechas valorados en más de diez millones de dólares (unos 7,5 millones de euros).
Comentarios
Publicar un comentario