La “menopausia masculina”, conocida por muchos como “andropausia”, no es tan brusca como la femenina. Se trata de un proceso lento y gradual. El descenso de los niveles de testosterona comienza alrededor de los treinta años y continúa hasta el final de la vida. Este hecho, unido a un descenso de la presión sanguínea, puede provocar disfunciones sexuales como dificultades para conseguir y mantener una erección.
A diferencia de las mujeres, no todos los hombres sufren este proceso llegados a la mediana edad, mientras que en las mujeres se trata de algo claro, ya que la producción de estrógenos puede reducirse radicalmente entre uno y tres años.
Esta etapa de cambios en el hombre puede agravarse si existen problemas de colesterol, sobrepeso, sedentarismo o disfunciones cardiacas. Igual que las mujeres, los varones pueden recurrir a tratamientos hormonales sustitutorios para aliviar los síntomas.
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